STERM – EN DEFENSA DE LAS BIBLIOTECAS ESCOLARES

En defensa de las bibliotecas escolares

Cada 24 de octubre desde 1997 celebramos el Día de las Bibliotecas para poner en valor su importancia cultural y social. Las bibliotecas públicas de gestión municipal y regional, las universitarias y, sobre todo, las escolares se han convertido en lugares de resistencia, donde no es necesario consumir rápido ni gastar dinero y donde se puede construir de forma colectiva.

Además de sitios silenciosos en los que leemos o aprovechamos la tranquilidad para estudiar, las bibliotecas son espacios de intercambio de experiencias y recomendaciones, de refugio, descanso y evasión, de encuentros en los que nos reconocemos a través de un mismo libro, película, cómic o cuento. Son patrimonio de todas, puesto que tienen vocación de atraernos independientemente de nuestra edad, intereses o nivel sociocultural, y representan la lucha contra el elitismo cultural e intelectual al eliminar las barreras económicas en el acceso a la cultura.

Una gran parte de las bibliotecas que existen en nuestro país se encuentran en los centros de enseñanza, aunque la mayoría de ocasiones sean las más olvidadas. Durante los últimos años han dejado de ser —si alguna vez lo fueron— una prioridad presupuestaria en nuestro sistema educativo, por lo que muchas de ellas ya no están en funcionamiento y las que logran salir adelante lo hacen gracias al tiempo e ilusión del personal docente, cuyo esfuerzo no es debidamente reconocido.

El maltrato hacia estos espacios se refleja en el hecho de que son decenas las bibliotecas escolares de la Región que han tenido que cerrar sus puertas porque las han convertido en aulas de clase, debido a la falta de espacio. A esto se le suma que otras tantas no abren porque el personal docente no tiene disponibilidad horaria para ello. Además, la práctica totalidad de los centros no puede renovar sus fondos por falta de dotación presupuestaria. No es de extrañar, por tanto, que seamos la comunidad autónoma con menos libros por habitante en nuestras bibliotecas —con 0,76 libros por habitante— y que estemos a la cola del índice lector en todo el Estado.

Frente a esta situación, debemos reivindicar las bibliotecas escolares como uno de los instrumentos más importantes en la defensa de igualdad de oportunidades, puesto que nos ofrecen una oportunidad para suplir algunas carencias materiales del alumnado en riesgo de pobreza. Un espacio donde el alumnado, independientemente de su contexto, tiene la posibilidad de descubrir todo un mundo de productos culturales creados específicamente para personas de su edad. Exijamos a la Consejería y administraciones competentes que doten de recursos a los centros para que nuestras bibliotecas se llenen de vida, de encuentros literarios, clubes de lectura, yincanas culturales y otra infinidad de actividades. Que nuestro alumnado pueda desarrollar su hábito lector y aumentar sus referentes culturales debería ser una prioridad de la escuela pública.

Luchemos desde nuestros centros para reclamar que se respeten los espacios dedicados a las bibliotecas y demandemos una mayor dotación horaria y económica para su gestión.

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